SOBRE LOS DESCENDIENTES DE INMIGRANTES DEL MEDIO ORIENTE, JUDÍOS Y CHINOS EN HONDURAS
Por: Esther Alexandra Garwer
Para los hondureños, hablar de
desarrollo socio-económico y político del país, es hablar
frecuentemente de aquellas familias de ciudadanos que se destacan y
despuntan por ser los principales líderes y empresarios de los más
importantes emporios comerciales locales, mismos que a su vez los
hace acreedores, tanto del poder económico como de una gran
influencia política dentro del país; entre ellos figuran, de acuerdo
a la actividad que realizan: 1).- En lo Político:
Mario Canahuati, Adolfo y Mario Facusse, la familia Rosenthal,
Starkman, Goldstein, Maduro; William Chong Wong; Rigoberto Chang
Castillo; Leticia MaTay, entre otros; 2).- En lo Económico
y Comercial: Juan Sikaffi, Seidel, Schacher, Andonie, Bendeck,
Kaffaty, Hasbum, Kaffie, Kattán, Asfura, Mena, Mahomar, Barjúm,
Salamé, Atuán, Nasralla; los Wolozny, Kestembaum; los Yip, Quinchon
León, Quan y Yu-Shan (la comunidad china presionando porque Honduras
entre en tratos comerciales con China continental) y 3).-
En lo social: Lidia Handal, Juliette Handal, Emilio Larach;
Rodrigo Wong Arévalo, Napoleón Ham, Sergio Chiuz.
En el caso de los inmigrantes
de medio oriente y oriente, su imbricación en el desarrollo
comercial y posteriormente industrial tiene gran trascendencia para
entender los esquemas económicos que han sido utilizados como
modelos de desarrollo en el país. Esta investigación ha arrojado
posibles respuestas a nuestras hipótesis planteadas, como también
nos ha mostrado grosso modo el lado obscuro de la
inmigración: la corrupción y la necesidad de estar cerca de los
círculos de poder.
Nuestra primera hipótesis
plantea la posibilidad de que estos primeros inmigrantes se mueven a
la capital por ser ésta la que ofrece ciertas particularidades en
cuanto a salud y educación que no se ofrecían en otras ciudades del
país, tales como la Universidad Nacional, el hospital San Felipe,
clínicas y escuelas privadas, mejor clima e inclusive una mayor
cercanía a otros puntos del territorio nacional por estar casi en un
punto equidistante de ambas cosas, lo que facilitaba el comercio
marítimo vía Amapala o Puerto Cortés, aprovechando para ello las
políticas migratorias de los gobiernos de turno. La poca
competitividad en este ámbito, permitió el desarrollo económico de
los grupos en cuestión libres de presiones producto de una
sobrepoblación local, sino que por el contrario, con todo un mercado
a la orden del día, una demanda constante con una facilidad de
oferta abundante. Por otra parte, lo que nos han dejado entrever los
documentos en esta investigación preliminar es como la corrupción
alimenta la necesidad de estos grupos de permanecer cerca del poder
para protegerse. La mayoría de los inmigrantes con excepción de los
de oriente medio, fueron personas formadas universitariamente, su
nivel de escolaridad y el haber crecido en sociedades maduramente
capitalistas les permitió detectar las facilidades de un gobierno
pueblerino y de cómo aprovecharlas en beneficio propio. De allí la
necesidad de estar cerca del poder.
Nuestra segunda hipótesis
plantea que, los inmigrantes a partir de la segunda generación se
involucran más con el país por desarrollar un cierto sentido de
nacionalidad y pertenencia, pero que dadas ciertas situaciones de
marginamiento social por la sociedad hondureña de aquella época, se
vieron en la necesidad de ingresar en los últimos años a la política
a fin de cuidar sus intereses de grupo. Basados en el descubrimiento
anterior, se evidencia que las familias de inmigrantes no se han
integrado en realidad a la sociedad hondureña, sino al círculo
social que ejerce labor de dominación sobre esta sociedad; por ende,
estos “extranjeros nacionales” a su vez, han compartido la falta de
acceso al gobierno propuesta por ese círculo local, contribuyendo a
alejarla del resto de hondureños que vive sin asociaciones con
ninguno de ese círculo. De ahí que, la inserción de estas
subculturas en la cultura hondureña no ha provocado una interacción
totalmente positiva: si bien es cierto sus costumbres, modo de vida
y en algunos casos hasta la dieta alimenticia, han pasado ha formar
parte de la hondureñidad actual, también es cierto que la forma en
que se adscriben a nuestra sociedad, no sólo han permitido su
posicionamiento social como económicamente poderosos sino que
también han pasado a formar parte de los grupos políticos de nuestro
país; en otras palabras, el poseer el poder económico les ha
permitido pactar con los detentores del poder político en detrimento
del hondureño nativo, que se vuelve incapaz de ejercer su propio
dominio, manejar las situaciones de su propio desarrollo económico e
inclusive disfrutar de su propia nacionalidad. No ha habido un salto
de lo económico a lo político porque ellos siempre han estado detrás
del poder, lo que ha surgido es la participación directa de ellos
por cuanto es notorio actualmente que les vean como hondureños. Sin
embargo, para los hondureños nativos y herederos de esta tierra y de
su conformación inicial como grupo mestizo, es cuando ser hondureño,
se vuelve un acto de fe.
Aún falta ahondar en muchas de
las situaciones antes descritas, ya que este es solo un preliminar
de investigación y sentimos que apenas hemos tocado la punta del
iceberg: en este sentido será necesario conocer de los demás
gobiernos y establecer alguna conexión entre el despacho 696 en
tiempos de Carías y el fraude del Chinazo durante el período de
Carlos Roberto Reina. Por otra parte, se hace necesario también
investigar las actividades económicas de los inmigrantes con más
detenimiento, para muestra un botón: de acuerdo al historiador Jorge
Amaya los Rosenthal son dueños del 10% de la riqueza de este
país…Ahora nuestro reto es dar respuesta a inquietudes planteadas
tales como: ¿Porqué la mayor parte de la riqueza del país no está en
manos de hondureños? ¿Incide en esto la herencia colonial de los
grupos de poder que jamás se han sentido parte del país por heredar
esa ausencia de patria del criollo colonial, misma que han tratado
de encontrar primero en Francia y después en Estados Unidos,
generando con ello una clase política mentalmente extranjera y que
considera que el país es una hacienda de su propiedad y que sólo
otros extranjeros como ellos pueden usufructuarlo en beneficio
propio? ¿Dónde queda entonces el verdadero
hondureño si está regido por “extranjeros nacionales” que aún por
medio de sus sistemas educativos (bilingües) propugnan por la
conservación de su casta por encima de la nacionalidad y aún del
mismo concepto de nación? De hecho… ¿Cuál sería entonces el concepto
de nación en Honduras?
BIBLIOGRAFÍA
Garwer, Esther Alexandra y Zelaya y
Ferrera, Rolando Francisco, investigación acerca de los inmigrantes
de Medio Oriente, Judíos y Chinos en Tegucigalpa, 2008 disponible en
su versión electrónica en http://www.historiadehonduras.hn/
Historia/ Independiente/ MovimientosSociales/ inmigrantes.htm
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